Invertir en el mundo es como dar la vuelta al mundo navegando

Si cualquiera de nosotros se propusiera dar la vuelta al mundo navegando, seríamos unos ilusos si pensáramos que el viaje lo íbamos a terminar en solo unos pocos días, seríamos unos ilusos si pensáramos que a lo largo de todos los días que durara el trayecto las condiciones climáticas siempre nos van a ser favorables, seríamos unos ilusos si pensáramos que nunca vamos a pasar por una tormenta, que nunca vamos a tener el viento en contra, que nunca vamos a encontrarnos el mar revuelto, que las corrientes siempre van a ir a nuestro favor, etc. Pero a pesar de las dificultades que nos podemos encontrar en el camino, lo más probable es que el viaje acabe llegando a buen puerto.

Pues cuando uno piensa en invertir, es fácil hacer un símil con esa vuelta al mundo navegando, pensar que invertir es como navegar en alta mar, que es un viaje largo en el que nos vamos a encontrar dificultades por el camino, pero en el que al final con gran probabilidad los resultados acabarán siendo positivos.

Ahora, eres tú el que tienes que decidir cómo vas a realizar ese viaje, puedes simplemente decidir un día que vas a hacer ese viaje, mirar por internet, investigar un poco y con poca preparación te lanzas al mar y una vez en el mar te das cuenta de que no llevas las provisiones necesarias, que no llevas el barco adecuado, que no has escogido la mejor ruta, te dejas llevar por las mareas, te pones en peligro en las tormentas y a ver qué pasa.

O puedes planificar el viaje, dejándote asesorar por profesionales que te van a marcar la mejor ruta para ese viaje en alta mar, que te van a ayudar a que elijas el mejor barco, las provisiones adecuadas y sobre todo te van a ayudar a que tengas un buen capitán que sepa tomar las decisiones correctas en el camino cuando aparezcan las dificultades que sí o sí nos vamos a encontrar por el camino.

En definitiva, si ya has decidido que vas a invertir, una buena forma de pensar en cómo invertir, es adoptar el símil del viaje en alta mar y para ello:

Primero, es muy buena idea invertir en el mundo, porque si mi dinero consigo que esté repartido por todo el mundo, lo que estoy haciendo es diversificar mi inversión a grado máximo y la diversificación es un factor que disminuye el riesgo, o, mejor dicho, aumenta la probabilidad de obtener resultados positivos. Existen a nuestro alcance numerosas formas de conseguir invertir en el mundo de manera diversificada con suma facilidad.

Segundo, piensa que el viaje va a ser largo, que no se da la vuelta al mundo en barco en un par de días, date el tiempo necesario para conseguir llegar a puerto de la manera más segura sin tener que tomar decisiones arriesgadas para intentar llegar antes a puerto.

Tercero, escoge un buen capitán, que en el mundo de la inversión es invertir en productos en los que exista gestión activa, sobre todo en los momentos actuales que estamos viviendo, para poder tener las mejores opciones para sortear las dificultades que sí o sí van a aparecer por el camino, ya que la economía es cíclica y a veces sube y a veces baja como las olas del mar, pero podemos aprovechar esa inercia que provoca esas subidas y esa bajadas, para coger la tendencia creciente de la economía a largo plazo, si tienes un capitán adecuado que sepa tomar las decisiones correctas en cada situación.

Cuarto, escoge el vehículo y la ruta más adecuada para cada viaje, existen muchas formas de navegar y se trata de escoger la más adecuada para cada objetivo que te plantees con tu inversión. En este punto es fundamental que te dejes asesorar en la planificación de tus objetivos por profesionales que te ayudarán a planificar de la mejor forma posible el viaje que hayas decidido realizar.

Quinto, no pierdas el rumbo si quieres llegar a buen puerto, el objetivo es lograr lo que te hayas planteado y si pierdes el rumbo en vez de permanecer en los mercados, acabarás saliendo de los mercados en los momentos difíciles y te perderás los momentos de subidas, que como puedes ver en esta imagen publicada por el diario Expansión (Fuente Schroders) perderte los días de subidas hace más daño a tus resultados que el bien que en principio crees que consigues al salirte en los momentos delicados.