Son varias las causas que nos pueden llevar al abismo en nuestra economía personal: falta de tiempo, desinformación, exceso de información, amplia variedad de productos en el mercado, o, simplemente, puro desconocimiento. Esta “penumbra financiera” nos puede llevar a tomar decisiones desacertadas o, lo que es peor, a no tomar ninguna, lo que hace indispensable pararse a reflexionar y trazar una planificación que nos lleve por el buen camino.
Pero, ¿qué es una planificación financiera? ¿eso no es algo “solo para ricos”? Nada más lejos de la realidad. Un plan financiero es una estrategia de vida que, bien construida, nos va a ayudar a poner orden en nuestra economía dándonos las claves para identificar cuáles son nuestros objetivos y sentando las bases para poder conseguirlos antes, empleando menos recursos, evitando endeudarnos y de paso, optimizar la fiscalidad, según el caso. Y esta herramienta se puede aplicar a la economía de cualquier persona, independientemente de su poder adquisitivo. Obviamente, la necesidad de un gran patrimonio no es la misma que la de un patrimonio más modesto, pero la esencia es la misma: alcanzar nuestro destino por la ruta mas corta sin caer en el abismo.
Bien, ya sabemos que una planificación financiera es necesaria y apta para todos los bolsillos, pero ¿cómo la construimos? Aquí van algunos tips:
1º.- Analizar nuestra cuál es nuestra situación actual e identificar los posibles objetivos-metas: el qué.
2º.- Encajar cada uno de nuestros objetivos en un horizonte temporal concreto, no es lo mismo que me quiera comprar un coche mañana, una vivienda dentro de 5 años, que ahorrar para la jubilación: el cuándo.
3º.- Determinar con qué vehículo vamos a llegar antes y mejor: el cómo
4º.- Tener claro que el camino es largo y que las circunstancias pueden cambiar, por lo que es necesario ser conscientes e ir adaptándonos a las nuevas situaciones para poder sortear los posibles obstáculos que se puedan presentar y todo ello sin perder de vista el para qué y el con quién y no echar al traste nuestra planificación.
Perfecto, ya tengo claro que tengo que tener una planificación financiera para no caer en el abismo y las claves para estructurarla pero, ¿ahora qué? me encuentro en el mercado con una variedad sin fin de productos, alternativas…, ¿cómo sé cuál es la solución más adecuada para mi? Porque si no elegimos el vehículo adecuado es más que probable que no lleguemos a la meta.
Pues bien, aquí es donde entra en juego la figura del asesor financiero. Si tienes un dentista, un mecánico o un peluquero de confianza, un pescadero que te dice si hoy mejor te llevas merluza o salmonetes, ¿por qué no contar con un asesor financiero? Un profesional de confianza que te diga qué vehículo tienes que utilizar para conseguir tus objetivos y que te guíe por todo el camino para evitar que te salgas de él, con la garantía de que es un especialista con más información, experiencia y conocimientos de los que tú puedes tener en la materia. Y no, no pienses que tú no puedes tener uno, hoy en día acceder a los servicios de un asesor financiero es más fácil de lo que crees y no, no son solo para ricos, ¿a qué esperas para buscar el tuyo?