El informe del FMI de abril de 2025 transmite una alarma clara sobre el estado actual de la estabilidad financiera mundial: condiciones más restrictivas, elevadas incertidumbres y vulnerabilidades estructurales convergen para generar un entorno tenso. Es imperativo una gestión proactiva del riesgo, especialmente en marcos donde la deuda soberana es alta o las valoraciones de activos están infladas (como ocurre con ciertos sectores tecnológicos). Así, se podrán mitigar posibles impactos adversos y promover una recuperación más estable y sostenible.

En este escenario, surge de manera natural la pregunta sobre la conveniencia de incrementar la exposición a activos refugio, y entre ellos destaca el oro. La respuesta es sí, pero con matices importantes.

1. Oro como activo refugio

El oro ha demostrado históricamente un rol protector frente a inflación elevada, crisis financieras y tensiones geopolíticas.

Su naturaleza de activo no correlacionado con renta variable ni renta fija lo convierte en un diversificador eficaz en carteras sometidas a volatilidad.

En un contexto de tipos de interés altos y endeudamiento global creciente, el oro tiende a preservar valor cuando otros activos sufren ajustes.

2. Formas de invertir en oro: oportunidades y limitaciones

a) Acciones de compañías mineras

Aunque ofrecen exposición indirecta al oro, su comportamiento está condicionado por variables ajenas al precio del metal:

– Costes de producción y energía.

– Endeudamiento de la empresa.

– Riesgo geopolítico en países productores.

– Política de dividendos.

Esto genera un gap notable respecto a la evolución real del oro.

b) ETFs sobre oro

+ Ventajas: alta liquidez, facilidad de acceso y bajo coste operativo.

+ Inconvenientes:

– El inversor no posee físicamente el oro, sino participaciones en un vehículo financiero.

– Existe riesgo de contrapartida, ya que la valoración depende de las entidades financieras que lo gestionan y custodian.

– No todos los ETFs están completamente respaldados por oro físico; algunos recurren a derivados, lo que puede derivar en un desacoplamiento respecto al precio real en situaciones de estrés de mercado.

c) Oro físico (lingotes, monedas)

Es la única modalidad que elimina el riesgo de contrapartida y garantiza la posesión directa del activo.

Sin embargo, presenta limitaciones:

– Costes de custodia y seguridad.

– Menor liquidez inmediata frente a ETFs.

Para quienes priorizan máxima seguridad patrimonial, el oro físico es la opción más coherente. Las acciones mineras no deben considerarse un sustituto directo del oro, sino un activo distinto con mayor riesgo y volatilidad.

 El momento actual favorece una exposición al oro como elemento de diversificación, siempre que se entienda que la clave no está tanto en el “sí o no” a invertir, sino en el “cómo” hacerlo para que cumpla realmente su función de refugio.

Un saludo desde Sherwood.

TOTALFINANCE: Para todo… para todos. 

Las finanzas no son solo para ricos. 

Cuida tu dinero de Hacienda y los bancos.